Un buen partido de baloncesto puede hacerte vibrar. En él cuentan la gloria, el dolor y, por supuesto, las jugadas. Y luego están los juegos solitarios, los juegos en los que sólo participa uno. Jugamos a los juegos psicológicos para pasar el tiempo, para que la vida sea más interesante, para distraernos de lo que pasa en realidad. Hay personas a las que les encanta jugar, cualquier juego, y hay personas a las que nos gusta jugar tal vez demasiado.
La vida no es un juego con público: ganar, perder, empatar. El juego evoluciona, lo queramos o no. Así que sigue, peléate con el árbitro, cambia las reglas, haz trampas, tómate un respiro y no olvides tus heridas, pero juega, juega, esfuérzate, juega rápido, con soltura y libertad, como si no hubiera un mañana. No se trata de ganar o perder, se trata de cómo juegues, ¿no?.
2x22:"El nombre del juego".
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